A la luz de Dios se ha dado el privilegio de reservar una atención ejemplificadora a la mujer, a sus derechos y deberes en la familia y en la sociedad, de la mujer ay que resaltar ante todo la igual dignidad y responsabilidad respeto al hombre.
No hay duda que la igual dignidad y responsabilidad del hombre y de la mujer justifique plenamente el acceso de la mujer a las funciones públicas, por otra parte la verdadera promoción de la mujer exige también que sea claramente reconocida el valor de su función materna y familiar.
Respecto a las demás funciones públicas y a las otras profesiones, por otra parte tales funciones y profesiones deben integrarse entre sí si se quiere que la evolución social y cultural sea verdadera y plenamente humana.
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